En Anoeta no le anularon ningún punto por fuera de placer y los dos que firmó fueron dos obras de arte, el primero sentando a Zubeldia y un misil cruzado y en el segundo engañando a Remiro: cuando parecía que se la iba a mandar por el palo extenso, se https://hannesg297yfm2.newbigblog.com/profile